Buscar este blog

sábado, 6 de marzo de 2010


[...] Casi ya era de noche cuando el niño habló y dijo:
- Traerme el mar.
Todos se miraron aterrorizados. ¿Qué quería decir? Sí, lo habían oído perfectamente. Disimulando, volvieron a poner caras normales. Lo difícil era responder al niño si no se le iba a dar lo que pedía.
El niño esperó. Sin mostrar impaciencia, en medio del silencio de todos, el niño esperó. Ya se moverían. Estaba convencido de que esta vez al menos iba a ser comprendido, pensando únicamente que su padre no le hubiera hecho esperar un segundo...
Carlos Edmundo de Ory -Una exhibición peligrosa-

El origen de la vida

¿ Por qué nos resulta tan familiar el mar y tanto nos relaja el rumor de su oleaje? ¿ Qúe oculta nuestro subconsciente que en alguna ocasión nos susurra que ya hemos estado con anterioridad en esa playa, o ese acantilado, navegando con aquella pequeña barquita de pesca, o visto aquel delfín saltando o esa gaviota volando? Lo que quizá muchos no sepan es cuán estrechamente estamos ligados al mar, a las corrientes que mezclan el agua de todos los océanos de nuestro planeta, a la pesca que generosamente nos ofrece y a buena parte de la fauna y flora marinas; y a su pasado, que es el nuestro y también el de toda la biosfera. Y es que en verdad, todos somos hijos del mar.